Existen dos tipos de personas: los que están esperando que Dios haga algo de brazos cruzados, y los que están provocando que suceda lo que Dios quiere; porque cuando nosotros comprendemos que Él ya lo hizo todo a través de Cristo Jesús en la cruz del calvario, el desafío de hacer algo para que suceda el milagro que esperamos ya no está del lado de Dios sino en nosotros.

Los provocadores de avivamientos no están esperando que las cosas pasen, ellos hacen que pasen.

 Existen dos tipos de personas: los que están esperando que Dios haga algo de brazos cruzados, y los que están provocando que suceda lo que Dios quiere; porque cuando nosotros comprendemos que Él ya lo hizo todo a través de Cristo Jesús en la cruz del calvario, el desafío de hacer algo para que suceda el milagro que esperamos ya no está del lado de Dios sino en nosotros.

18 Pero alguien puede decir: Unos tienen fe, otros hacen buenas obras. Mi respuesta es que tú no puedes demostrarme que tienes fe si no haces nada. En cambio, yo te demuestro mi fe con las buenas obras que hago. Santiago 2:18 PDT  

Sabemos que el poder de la fe inicia o se activa al creer, pero se manifiesta solo cuando accionamos, de manera que si estemos creyendo sin accionar no veremos el cumplimiento de Sus promesas, y si accionamos sin fe viviremos limitados a nuestras capacidades; por ello es importante no estar entre los que solo tienen fe, pero no accionan, y tampoco de los que accionan sin tener fe, pues el desafío está en vivir creyendo, pero a su vez manifestando nuestra fe provocando que las cosas sucedan. 

9 Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el SEÑOR tu Dios estará contigo donde quiera que vayas». Josué 1:9 PDT 

Dios promete a Josué estar con él a donde él fuera, pero esto implicaba una acción de Josué, de la misma manera no somos nosotros quienes estamos esperando que Dios haga algo, sino que es Dios quien está esperando que nosotros avancemos para respaldarnos a donde decidamos ir, es decir que Dios camina con los que se mueven, de manera que cuando empezamos a movernos por lo que hemos creído jamás iremos solos, pues Él ha prometido que irá con nosotros, y esto debe repercutir en que no debe de existir temor alguno para emprender lo que sea que nos hayamos propuesto, pues debemos caminar confiados en que podemos contar con su respaldo sin esperar una confirmación para efectuar algo, entonces la única confirmación que necesitamos está dentro de nosotros, y la recibimos cuando creemos que Él ha prometido estar con nosotros a donde quiera que vayamos, eso es todo lo que necesitamos para salir avanzar en Su propósito.

El Dios que lo sabe todo, también conoce hasta dónde están los límites de nuestras capacidades y cuando nosotros somos intencionales en avanzar en lo que anhelamos y desgastamos las posibilidades humanas o naturales, entonces es el turno de Él para demostrar que Él sigue siendo el Dios de los imposibles, esto nos debe motivar a avanzar en nuestras fuerzas hasta donde nosotros podemos, porque allí donde terminan nuestras fuerzas empiezan las de Él.

CONCLUSIÓN: El Señor le dijo Abraham, sal de tu tierra a la tierra que te mostraré, entonces sin la acción de Abraham no se habría complemento de la promesa, El Señor le indica a Moisés que extienda la vara frente al mar, pues sin esa acción de fe, el pueblo de Israel pueblo hubiese muerto a manos de los egipcios, y acción de fe abrió el mar; de la misma manera hoy Dios nos da el desafío creer, accionar y avanzar, confiados en que Él va con nosotros, pues es tiempo de que vivamos sin temores, sin nada que esperar, es tiempo de vivir PROVOCANDO UN AVIVAMIENTO.